viernes, 5 de abril de 2013

Nos falta corazón para cambiar el mundo.

 
Soy una ciudadana más que vive en este viejo, hermoso y por todos conocido solidario país llamado España y al que parece que muchos estan dedicados ultimamente a querer destruir.He recorrido varios de sus pueblos, de preciosos valles y altas montañas, de hecho he nacido en uno de esos hemosisimos pueblos, criandome entre sus gentes, y ellas me enseñaron y con ellas apredí desde niña muchas de la cosas que me han sido y me siguen siendo muy útiles en mi vida. algunas de esas cosas que aprendí  y la forma de ser de la gente con la que crecí, creo que siguen macardo mi caracter al dia de hoy. 
 
Aprendí de ellos que la   nobleza, solidaridad, lealtad, sinceridad es con lo que se viste la gente sencilla, y allí entre la gente con la que crecí  la palabra dada, vale más que cualquier contrato que se pueda firmar, que un amigo es lo más preciado, y el cariño y la nobleza se ve en los ojos de las personas, y eso lo echas en falta cuando te alejas de ellos, y choca mucho no encontrarlo cuando llegas a la ciudad, y algunos por esas cosas cuando las ven o las detectan en ti, te quieren tomar por “tonto” o por “ignorante”  sin darse cuenta, o querer comprender  de que, el  ser buenas personas y no tener maldad no tienen nada que ver con lo que puedan llegar a pensar de ti. 
Por allí  donde fui,  siempre encontré el lado amable de sus  gentes. Y eso es, porque la gente sencilla no entendemos de vaguedades ni intentamos complicar las cosas, porque  llamamos al pan, pan y al vino, vino. Y es que  nosotros los del pueblo llano somos así, pero somos también nosotros los de ese pueblo llano, los que somos  capaces de las mayores heroicidades si nos lo proponemos  y si no, ahí está la historia para comprobarlo…
Yo soy inconformista, y creo que lo soy desde que mi madre me trajo al mundo, por eso  en este momento me asquea el pasotismo que veo en muchos… porque solo saben quejarse de la situación, pero poco hacen  por cambiarla. Me duele y mucho el desapego y la indiferencia que veo en otros por la situación en la que vivimos y por lo mal que  muchos lo están pasando …Sinceramente estoy asqueada de que el mundo sea como es, y  de que no hagamos nada por cambiarlo, y no es porque no sepamos hacerlo, si no, porque  no queremos ni siquiera intentarlo, porque cada uno de nosotros estamos viviéndo los problemas desde la barrera y mientras no nos afecte personalmente no nos movemos ni nos interesan los de nadie, nos hemos anclado en la comodidad de un micro-mundo individual que a cada uno nos hemos creado, y  nos da miedo perderlo si nos movemos.
Me pregunto qué pasaría… ¿Si nos fuéramos desprendiendo cada uno un poco del lugar donde estamos, que parece que hemos echado raíces profundas en un lugar fijo, si nos indignáramos con nuestra clase política y  económica, si  tuviéramos un poquito más de esa solidaridad con quien nos necesita, si nos levantáramos contra quien nos manipula, y nos rebeláramos contra los auténticos charlatanes que nos controlan? Que además  no dignifican los trabajos si no que los envilecen, y los denigran y que se llenan los bolsillos ellos, desde sus torres de marfil a costa del sudor y el sufrimiento de muchas personas y de un pueblo que está cada vez más asolado por la crisis. Si hiciéramos esto, a lo mejor las cosas cambiarían para esta España que comenzaba a florecer no hace tanto tiempo y por la que muchos habíamos luchado.
No creo en ninguna  religión, ni me doy golpes de pecho,  pero creo en la gente buena. Soy aprendiz de todo y maestra de nada, como dice un dicho por mi pueblo. Hago lo que puedo por ayudar a quien me necesita, lo hago solo porque sí, siempre que  puedo hacerlo lo hago y punto... He perdido muchas veces en mil batallas por ello se lo que es salir tambien derrotada, pero otras mil veces me he levantado dispuesta para la lucha siguiente con el optimismo suficiente para disponerme a ganar la siguiente por eso aquí sigo hoy,  por si no hubiera tenido bastante hasta aquí… dispuesta a seguir luchando en otras mil batallas si fuera necesario con el suficiente optimismo  y coraje de poder seguir luchando para ganarlas.
Y no soy sufridora de vocación, pero sí, soy luchadora de  alma y corazón.
Consuelo Ruiz.