miércoles, 30 de marzo de 2016

Fijar la vista hacia dónde quieres llegar y poner en ello el corazón.

















                               Imagen compuesta por: Sergio Augusto Vistrain

Muchas veces nos suele pasar que, al cruzarnos con las personas, sin detenernos 
a mirarlas a los ojos, sin conocerlas, sin hablar con ellas y solo con una simple mirada, y solo basándonos en su apariencia, sacamos una impresión. Y con esa impresión les colgamos una etiqueta, o le ponemos un adjetivo, dejándonos llevar por la carga de prejuicios que cada uno llevamos de una, o de otra manera, las cuales nos limitan para que no seamos objetivos. No nos interesa escucharles y solo nuestra opinión parece ser suficientes para juzgarles.

¿Pero, qué sabemos nosotros en realidad de cada ser humano; de sus miedos, de sus luchas, de sus fracasos o de sus triunfos? Yo creo que nada, o muy poco, para poder valorarlo y poder entenderlo. Y, sin embargo, sólo vemos ese reflejo, en esa primera vista y nos perdemos del resto.

Pero, para poder ver la realidad, hay que aprender a observar, y hacerlo sin juzgar; simplemente mirando lo que tenemos delante de nosotros, sin colgar etiquetas y sin prejuicios.

Puede ser parecer difícil de creer en los tiempos que vivimos, pero todavía existen alrededor nuestro, personas que viven con valores y principios tan importantes como los nuestros. No se puede negar el mal que hay en el mundo, ni la maldad de muchos seres humanos, pero también hay gente buena y nunca deberíamos juzgar a nadie por las apariencias.

A este mundo le hace falta amor, esperanza, compromiso, y si cada día nos sumáramos más personas a formar un mundo más sensato, más justo, más tolerante y menos violento… juntos podríamos hacer un mundo mejor para los que vienen detrás.

Para cambiar, o transformar la historia, se necesitan hombres y mujeres que sean capaces de ponerse de pie, y de levantar la voz para defender sus ideales.


Y es que, al final, lo que verdaderamente importa no es mirar de dónde vienes, sino fijar la vista hacia dónde quieres llegar y poner en ello el corazón.